
El proceso de la pintura industrial tiene dos objetivos primordiales. Por un lado, proteger las superficies de las agresiones físicas y químicas, y por otro, proporcionar a las piezas metálicas un mejor aspecto. Esto último se da para conseguir mejores acabados que ayuden a revalorizar el precio inicial de estas mismas piezas.
No obstante, dentro del proceso encontramos el lacado. Sobre esto, te contamos todas las claves a continuación.
El proceso de lacado
El lacado es la aplicación electrostática de pintura de poliéster en polvo a una superficie que es de metal. El proceso consiste en los pasos siguientes:
- Pretratamiento del metal. Limpieza de la pieza y tratamiento de fosfatación. Esto se lleva a cabo en un túnel a presión donde la suciedad quedará completamente eliminada. Este proceso se da para que después la adherencia al lacar sea óptima.
- Aplicación del lacado. Se introduce la pieza en cabinas cerradas. Estas están equipadas con equipos electrostáticos. Con la carga negativa que se le ofrece a la pieza metálica, la pintura se adhiere fácilmente a su superficie.
- Polimerizado. Para obtener el acabado final de la pieza, se introduce en un horno de convención con aire mantenido a 200ºC.
Ventajas del lacado de piezas metálicas
- Desengrasado de materiales.
- Enjuagado a presión por aspersión.
- Fosfatado de materiales metálicos.
- Secado de piezas en el horno para un acabado óptimo.
- Dureza elevada.
- Rendimiento perfecto de la pieza lacada.
- Mejor adherencia de la pintura.
- Se evita la oxidación.
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