
La pintura Industrial de piezas tiene dos objetivos principales:
- Proteger las diferentes superficies de las agresiones físicas y químicas.
- Proporcionar a las piezas un mejor aspecto estético con la finalidad de conseguir mejores acabados que revalorizarán el precio inicial de las piezas.
El aspecto estético es algo cambiante en función de los mercados, pero existen acabados que nos garantizarán la resistencia al medio en el que los elementos estén expuestos.
Lacado
Se trata de la aplicación electrostática de una pintura poliéster en polvo a una superficie que es de metal. El proceso de lacado consiste en:
1. Pretratamiento
Limpieza y realización del proceso de fosfatación de la pieza en un túnel a presión dónde se conseguirá eliminar la suciedad. La finalidad del pretratamiento es conseguir la mayor adherencia de la pieza a lacar.
2. Aplicación del recubrimiento
Se realiza en cabinas cerradas que están equipadas con equipos electrostáticos. La pieza se cargará negativamente (electricidad) y atraerá de esta manera a la pintura.
3. Polimerizado
Este proceso se realizará en un horno de convención con aire mantenido a una temperatura de 200 ºC. Así se obtendrá el perfecto acabado de la pieza.
Finalmente, cabe destacar que los procesos de transformación y acabados cuentan con una gran cantidad de ventajas:
- Desengrasan los materiales.
- Enjuagues a presión por aspersión.
- Fosfatado de los materiales.
- Secado de piezas en el horno.
Un ejemplo de los miles de acabados que pueden conseguirse en piezas es el lacado al horno (piezas metálicas). La pintura denominada «epoxi» es un recubrimiento con resistencia y durabilidad elevada. Su sistema está formado en su mayoría por dos componentes que contienen resina epoxi y reactor o endurecedor. Las propiedades de este lacado son grandiosas ya que presentan innumerables beneficios como:
- Elevada dureza.
- Óptimo rendimiento de la pieza lacada.
- Mejor adherencia de la pintura.
- Se consigue evitar el proceso de oxidación.